jueves, 19 de junio de 2014

Rosa y girasol



Rosa inocente deshojada,
te sigue el fuego eterno de los días.
Vomita tu ansia en la arena mojada,
destrozada...
Hojas en flor, tiernas, indolentes
Hojas hacinadas en un desbarajuste de utopías.
Rosa inocente, deshojada,
te sigue el fuego eterno del cansancio.
¡ No razones!
¡ No pienses!
¡ No entiendas!
Compón tus hojas mientras caminas.
Usa tu fragancia como un manto invisible.
Extiende tus espinas al sol
¡ Conviértete en girasol!
Rosa inocente deshojada.
Te sigue el fuego eterno de la vida.
tiende tu tallo al cielo.
No te detengas a recoger hojas caídas.
Tiende tu flor al universo

No regresaré


No regresaré a la casa de mi madre
Allí donde danzaba la bruja buena de sol en la mañana
No regresaré al hogar perdido, sentada en la mecedora
respirando el aire de la noche, aspirando estrellas
No regresaré al cuadro móvil del mar,
a los días de levante en calma
No regresaré a la música metálica de la bahía
No regresaré al canto dialogado de risas y amores,
del gorrión encerrado en la mañana.
No regresaré al martirio del ruido eterno, 
al rumor insistente de la colmena familiar
No regresaré al cuaderno mendigado,
 al bolígrafo escondido en el cajón.
No regresaré al grito ni al espasmo,
ni a la desesperación de las manos que se torturaban en un silencio absurdo
No regresaré a la casa de mi madre.
Regresaré a otra alcoba, a otro techo,
a otra cama...
que no serán las mismas de antes.
No regresaré a la casa de mi madre.